lunes, 30 de mayo de 2011

Para que tú me oigas (Poesía de Pablo Neruda)

En una muestra más de mis constantes contradicciones me refugio hoy en las poesías de Pablo Neruda, destaco mi total ignorancia de disfrute masivo de un acto tan hermoso y sutil como es la poesía. Pero es promisorio también reconocer que hasta el más álgido de los corazones, deberá sucumbir ante los avatares de hermosos versos perfectamente articulados. Dentro de mi escasez de conocimientos intentaré alcanzarles esta poesía del mencionado autor que ha permitido latir de manera feroz a este insípido corazón.
PARA que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.
Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.
Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.
Ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.
Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.
Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.
Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.
El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.
Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.
Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas

lunes, 2 de mayo de 2011

Tristemente Inspirado

Alguna vez escuché que los mejores momentos de inspiración suelen ir acompañados de un fuerte sentimiento de angustia o de tristeza. Y en estos intentos de escritos que llevo a cabo me permito reflexionar sobre esto y sobre la veracidad de tal conjetura. Entonces recaemos en la necesidad de diferenciar dos estadios claros y evidentes de toda persona, estos son la felicidad y la tristeza. ¿Porque es mas prolífico el sentimiento angustiante que aquellas circunstancias en las cuales nuestro corazón pareciera desbordar en continuos latidos de interminables sonrisas? ¿Será acaso que solo podemos tener momentos de reflexión cuando las frustraciones se hacen presentes?
Quizá en mis pobres pensamientos solo puede establecerse como parámetro que en la algarabía los pensamientos tienden a ser innecesarios, es por ello que la elaboración es de total prescindencia. En ciertas conclusiones más violentas podemos evidenciar que el ser humano tiene cierta tendencia a la mediocridad en su estado más emotivo, por no decir que las personas son susceptibles de una estupidez incalculable en sus momentos más felices.  Esto no intenta ser un juicio de valor ni pretender que los desdichados son más inteligentes o dúctiles en algún tipo de arte que aquellos que viven rodeados de constantes victorias.
Otras teorías recorren mi mente, pero me hacen correr el riesgo de quedar ciertamente expuesto en una catarsis de la cual no debo hacer victima a quien esté del otro lado. De hecho creo que ni yo mismo tengo intenciones de leerlas en el momento de repaso de las ideas volcadas. Pero en un esfuerzo por mantener mi dignidad, si es que ella todavía recuerda haber morado en mi persona, intentaré dejar de lado todas aquellas frustraciones y rencores que tengan relación con los temas tratados.
Después de toda esta perorata sin ningún provecho, puedo vislumbrar que la inspiración puede ser terreno solo de aquellos que han hecho del fracaso una forma de vida. Muchos no entenderán el porqué en la brusquedad de esta reflexión. Pero pensemos un momento, si estamos sosteniendo que las mejores formulaciones creativas corresponden a situaciones profundamente carentes de júbilo, estamos diciendo en pocas palabras que las grandes obras correspondes a aquellas almas inmersas en un mundo de penas y lamentaciones. Este análisis requiere inminentemente una explicación desde el otro lado del planteo. ¿Por qué aquellos que viven en un eterno cuento para niños no han de tener la capacidad de expresar ideas innovadoras o de alta creatividad? La respuesta es mas simple de lo esperado, porque no lo necesitan. La complejidad y el esfuerzo creativo es menester de los menos agraciados. Es decir, que aquellos que la vida los ha dotado de cierta estrella tanto sea desde lo estético como desde la fortuna o en algún otro aspecto, no requieren en momento alguno la necesidad de mostrar algún talento mas que aquel que se encuentre a simple vista. Esto motiva que la desdicha solo sea un estadio ínfimo en sus vidas, situación que no posibilita en lo más mínimo inspiración alguna.
No pretendo establecer estas conclusiones, para muchos apresuradas y para otros tantos por demás equivocadas, como dogmas que puedan determinar las condiciones de tal o cual persona al momento de reflejar algún dejo de inspiración. Quizá solo debamos circunscribir todas estas palabras a simples conjeturas de una persona sin genio que en la carencia absoluta de virtudes intenta hacer suya una teoría que le pueda otorgar algún crédito que no ha merecido en lo más mínimo.
Dejo en la buena voluntad de cada uno las reflexiones que pueda generar con todo esto. Un punto por demás correcto sería desoír este cúmulo de ideas (si así pueden definirse) y pasar a lecturas que contengan contenidos mejor elaborados. Otra posibilidad es acometer con la mayor crudeza posible y demostrar a cuanto intento de intelectual se cruce, que las grandes obras no son patrimonio de un sector marginado sino que pueden surgir de la más dichosa de las almas. Pero mucho cuidado con ese pensamiento, porque el resultado puedo obligarnos a reconocer que la vida que nos permitió enarbolar la más perfecta inspiración está sustentada en recuerdos y vivencias invadidas por una profunda angustia y dolor y que fue nuestra búsqueda de supervivencia la que hundió en las profundidades del alma este motor que nos ha permitido llevar a cabo semejante aventura…